Eslida

Eslida es una población ubicada a 381 metros de altitud en el corazón del Parque Natural de la Sierra de Espadán, en la falta del monte de su castillo musulmán, a los pies del majestuoso Puntal de l’Aljub (949 m).

Su fascinante orografía cuenta con frondosos bosques de pinos y alcornoques, con picos como La Costera, Tarraguán, El Puntal de l’Aljub, Fonillet, El Batalla o Cocons. En un pequeño valle surcado por el río Anna como principal curso de agua y multitud de abruptos barrancos que acaban desaguando en él, aún se observa la intensa explotación agrícola y los abancalamientos al que ha sido sometido su término a lo largo de más de un milenio.

Orígenes de Eslida

Los hallazgos más antiguos en su término municipal se remontan al Eneolítico o Edad del Bronce (1900 aC). En la Cova de l’Oret, próxima al pueblo, se encontraron en los años 70 fuera de contexto varias ofrendas funerarias compuestas por industria lítica, azuelas, dos hachas de cobre, cuentas de collar de diferentes tipos, útiles de hueso (punzones y espátulas), restos óseos animales, dientes humanos y algún resto cerámico, depositados en la colección de arqueología del Museo de Bellas Artes de Castellón.

A falta de nuevas investigaciones, poco más se sabe de su devenir en otras etapas históricas. Es durante la época musulmana cuando se produce la colonización del territorio en un núcleo principal (la actual Eslida, al pie del castillo) y en diversas alquerías o explotaciones agrícolas vinculadas a los cursos de agua, con poblamiento más o menos intermitente a lo largo de su estancia de ocho siglos (Lauret, Benissanda, Almoxarca, Cilim, Benalbutx, Alfetx, Alcúdia, Castro…).

En la Baja Edad Media, Eslida fue capital de un pequeño cadiazgo, lo cual le procuró un cierto prestigio por su gran desarrollo cultural y religioso, al poseer una escuela de alfaquíes de referencia entre la intelectualidad islámica. Con la conquista de Burriana (1233) por Jaume I, esta zona de influencia de la Plana se va rindiendo sin demasiada oposición gracias a los pactos amistosos que firman los sarracenos con el rey cristiano. Así, en 1242 es otorgada una Carta de Población a Eslida y a otras alquerías bajo su influencia, por la cual el nuevo régimen les permitía continuar viviendo en su espacio secular y practicar su religión y costumbres. Básicamente, solo cambiaban de señor.

Con el paso de los años, aquellos musulmanes (mudéjares) sometidos al poder de señores cristianos continúan colonizando algunas de las escasas tierras que les ofrecía una orografía tan abrupta y fracturada como la del término de Eslida. A principios del siglo XVI se producen unos hechos que cambiarán su estatus y su identidad: las Germanías y la Monarquía Hispánica de Carlos I propiciarán el bautismo forzoso de todos los seguidores del Islam, que pasarán a denominarse moriscos. La revuelta de Espadán de 1526, paralela a la de la Alpujarra granadina, será el final de la tolerancia y el declive de aquellas comunidades, expulsadas definitivamente de estas tierras en el otoño de 1609. Por el camino quedaban concordias, renovaciones de pactos, protestas, intentos fallidos de evangelización, expulsiones selectivas, abandono o destrucción de alquerías, acusaciones de connivencias con los piratas bereberes que acechaban en la costa…

El Duque de Segorbe (más tarde llamado de Medinaceli), señor de Eslida y de otros pueblos de la Sierra de Espadán, se vio pues en la necesidad de repoblar sus dominios con nuevos moradores para continuar obteniendo rentas de sus posesiones. En 1611 y 1612 se firman escrituras de población con varias familias venidas de la Plana, cristianos viejos como se decía entonces. A aquel núcleo inicial se le da una casa y tierras, siempre de la propiedad del duque, al cual se le pagaban los censos por el uso de los servicios básicos comunales (horno, molinos, tienda, carnicería, etc.). La población llegará a crecer hacia finales del siglo XVII, y en el XVIII ya se detectan necesidades de ampliación de edificios básicos como la iglesia parroquial, ampliada y renovada artísticamente en 1750 en estilo barroco. Este crecimiento implica también la salida de las antiguas murallas como reducto protegido de población, y a principios del siglo XIX se produce el primer gran ensanche con nuevas calles bajo el carrer de Baix, que marcaba el límite este de la muralla. Con el siglo XX llegará otra nueva ampliación paulatina más allá del Barranquet, que constituía otra frontera natural y de protección medieval. Las últimas ampliaciones, que llegan hasta nuestros días, se efectúan alrededor de la carretera y con algunas urbanizaciones de pequeño tamaño.

Por lo que respecta a la economía a lo largo de la historia, solo podemos denominarla de subsistencia hasta bien entrado el siglo XX. Tradicionalmente podemos hablar de agricultura y ganadería con pocos excedentes, minería básica, apicultura, carboneo, etc. Con el cambio de pobladores en 1611, la comunidad se ocupa en poner en explotación nuevas tierras. Como escribió el botánico Cavanilles en 1797, «Artana, Eslida y Haín, que no cesan de reducir á cultivo aun aquellos sitios que parecían inútiles para la agricultura». Este visitante observó así el estado de nuestra población: «Eslida, situada á la derecha del cauce en la falda de un cerro calizo y escarpado: sus edificios están en anfiteatro, y á corta distancia presentan una vista pintoresca, que he procurado copiar en la estampa adjunta; tienen lo puro necesario para el abrigo de labradores, y forman calles muy incómodas por las ásperas y continuas cuestas. Allí viven 170 vecinos ocupados en reducir á cultivo el término, que podrá tener hora y media de oriente á poniente entre los de Artana y Haín, y lo mismo con corta diferencia de norte á sur entre los de Veo y Alfandeguilla de Castro; todo es montuoso, con algunas cañadas menos ásperas. Criábanse antiguamente en él muchos almendros, puesto que concediendo el fundador á los primeros colonos un fruto libre, escogieron la almendra: hoy apenas se conoce este árbol en aquel suelo; pero en recompensa los olivos que 100 años hace no eran más de tres, se han ido multiplicando (…)».

Otros cultivos que se acentuarán en aquellos años del XVIII son la morera para la cría de gusanos de seda, la cual se vendía para la confección en talleres foráneos de telas de lujo. El corcho fue un material usado desde antiguo, bien para cubiertas de casas, flotadores y colmenas apícolas, llamadas vasos. Podemos rastrear diversos talleres de vasos hasta los años 80 del siglo XX, pero es a principios de siglo cuando esta industria familiar que surtía a diversas comarcas valencianas ya estaba tocada de muerte por la aparición de nuevos artilugios que mejoraban la productividad y la obtención de la miel. Ello no fue óbice para que los apicultores de Eslida no se adaptaran a aquellas novedades, y ya desde 1930 se construyen colmenas de caja de madera y extractores que se exportaban a toda España. La tradición apícola continúa hasta nuestros días con diversas familias que explotan y venden en sus comercios propios la miel y otros productos apícolas de alta calidad.

El cultivo más intenso del olivar desde el siglo XVIII, como hemos visto, situó paulatinamente a Eslida entre los mayores productores de aceite de la Sierra de Espadán, que llegó a contar con 10 almazaras y una producción de aceite de alta calidad. La vid también era un cultivo importante, al igual que el trigo, el maíz, los higos secos y diversas hortalizas para el autoconsumo. El algarrobo ocupaba una extensión similar a la del olivo, con una producción de 90.000 kilos, pero fue sustituido progresivamente por el almendro a medida que desaparecían los animales de labranza y el mercado tenía otras demandas. Se seguía con la producción de lino para la elaboración en pequeños talleres de las telas destinadas a la confección de prendas de ropa interior y piezas para la casa; con la llegada del algodón en el siglo XIX, aquella producción decayó hasta desaparecer.

En este periodo de finales del XIX se construyeron el Ayuntamiento (1868) y el lavadero público (1899) en la salida de la surgencia histórica que motivó la fundación de la localidad por los musulmanes.

Durante el primer tercio del siglo XX van desapareciendo progresivamente los cultivos de la morera, la viña (por la enfermedad de la filoxera) y el lino. La población seguía aumentando hasta la década de 1910, momento en el que llega a los 1.552 habitantes. Al principio las emigraciones eran de carácter temporal para trabajar en grandes cosechas de otras zonas, pero con la Guerra Civil Española se convirtieron en permanentes y el pueblo pierde población hasta los 725 habitantes actuales. No obstante, la población estacional en verano roza las 3.000 personas por su atractivo paisajístico y como estación veraniega desde hace casi un siglo.

Actualmente, además de sus buenos productos apícolas, es importante destacar para la economía de Eslida la existencia de la industria del corcho en todas las fases del proceso de obtención de tapones de alta calidad por las características del material

Experiencias

Galería de imágenes

Fuentes

Font de Sant Josep. Se encuentra al pie de la Penya Miró. Tiene 3 caños de escaso caudal. Sus aguas tienen propiedades organolépticas. Drena entre rodeno. Dispone de una zona de merendero.

Font de Fosques. Es la de más prestigio y conocida del municipio. Tiene 6 caños. Disfruta de reconocimiento minero-medicinal para dolencias renales; su agua tiene poco contenido en sales minerales, así favorece la diuresis. Se llega por la carretera de Aín, al pasar el puente sobre el barranc de l’Oret y la Rambla, por una pista hormigonada que sube hacia el paraje de Fosques.

Font de Fonillet. A 527 m sobre el nivel del mar, es un manantial acuífero de poco recorrido subterráneo y con poco contacto con el suelo, por esto es un agua escasamente mineralizada. Destaca por sus propiedades diuréticas. Drena entre areniscas rojas. La fuente está enmarcada en un paisaje de gran belleza y tranquilidad. El acondicionamiento del lugar es muy agradable, con muretes de piedra que aíslan pequeños recintos poblados de altos pinos y alcornoques. En este paraje hubo la intención de construir un sanatorio para tuberculosos en 1936.

Font de Matilde. Hay dos fuentes: una en la parte de abajo, por la que sale muy poca agua (Font de Gregori), y otra en las cercanías más abundante. Es una agua ligera y agradable. Drena entre rodeno. Hay paelleros y mesas junto al pequeño barranco de Chóvar. Se llega a ella por tres caminos: desde la carretera de Eslida a Artana, desde la carretera de Eslida a Chóvar y desde el mismo pueblo por el antiguo camino de Alfetx (o els Caminets).

Font de Castro. Junto al Barranco de Castro. Solamente tiene caudal cuando llueve, y destaca por su frescura (12 ºC). Drena entre areniscas rojas. Se llega por la carretera de Eslida a Artana: a unos 500 metros de la población tomamos una pista asfaltada que cruza el Barranco de Castro y más tarde se bifurca en dos; esta fuente está hacia la izquierda.

Font de les Escaletes. Ubicada en la Ombria de l’Oret. Tiene un caño con caudal dependiente de las lluvias de otoño y primavera.

Castillo de Eslida

Corona la imagen del pueblo, en lo alto de un risco. Hoy sólo quedan las ruinas de algunos lienzos del doble recinto de murallas y de la torre del homenaje. Esta torre, la única visible desde lejos, es una construcción de planta triangular con cubos en los vértices (junto con la del castillo de la Mola de Novelda son los únicos ejemplares de torres musulmanas de planta triangular en tierras valencianas). Acaba de ser adquirido por el Ayuntamiento de Eslida y se está elaborando el Plan Director para su recuperación y consolidación. Desde esta atalaya se divisa el mar.

En época medieval tenía como torre auxiliar la construcción que ahora llamamos el Molí d’Aire, en un montículo cercano que controlaba el acceso por el barranc de l’Oret.

Iglesia del Salvador (o de la Transfiguración)

Corona la imagen del pueblo, en lo alto de un risco. Hoy sólo quedan las ruinas de algunos lienzos del doble recinto de murallas y de la torre del homenaje. Esta torre, la única visible desde lejos, es una construcción de planta triangular con cubos en los vértices (junto con la del castillo de la Mola de Novelda son los únicos ejemplares de torres musulmanas de planta triangular en tierras valencianas). Acaba de ser adquirido por el Ayuntamiento de Eslida y se está elaborando el Plan Director para su recuperación y consolidación. Desde esta atalaya se divisa el mar.

En época medieval tenía como torre auxiliar la construcción que ahora llamamos el Molí d’Aire, en un montículo cercano que controlaba el acceso por el barranc de l’Oret.

Acueducto de la Rambla

Eslida cuenta con numerosos acueductos repartidos en los diferentes barrancos y redes de acequias, dado que la cortedad de aguas para el riego obligó a los nuevos pobladores de los siglos XVII-XVIII a aprovecharla al máximo en la ampliación de las tierras de cultivo que llevaron a cabo a ambas partes de los cursos de agua. Suelen tener uno o dos ojos como máximo.

El acueducto sobre el río Anna, o de la Rambla, es un ejemplar diferente en cuanto a su origen histórico: se puede datar en un momento indeterminado de la Edad Media y fue construido por los musulmanes para canalizar la abundante agua de la fuente pública hasta la huerta de la alquería d’Almoxarca y, posiblemente, hasta los baños. Este ejemplo de acueducto, reconstruido a lo largo de la historia, muestra hasta cinco arcos rebajados de medio punto u ojos.

Capilla del Calvario o del Cristo

Capilla dedicada al Stmo. Cristo del Calvario, inaugurada en 1722 como simple capilla de la Cruz y construida en estilo barroco rural. A lo largo de la historia ha sido objeto de ampliaciones e intervenciones decorativas. Se llega a ella siguiendo las estaciones del viacrucis, también de principios del XVIII y remodelado en los años 50. Adosado a la capilla encontramos un aljibe con un retablo cerámico de la Virgen de la Cueva Santa, de amplia devoción en la comarca vecina del Alto Palancia.

Recientemente ha sido restaurado su interior, donde se han hallado restos de decoraciones antiguas que se han consolidado y están a la vista.

El Molí d’Aire

Restos de un antiguo molino de cereales movido por el viento, datable a mediados del siglo XIX. Fue construido posiblemente sobre una antigua torre auxiliar del castillo de Eslida que controlaba el acceso por el barranc de l’Oret. Al caer en desuso, se aprovechó tiempo más tarde y se adaptó para molino de viento, poco habituales en la Sierra de Espadán.

Al pie de esta construcción se ha recuperado un tramo de trincheras y un refugio del ejército republicano de 1938.

Els Corrals de la Rambla

Este conjunto de corrales, ahora en ruinas, se sitúa a ambos lados de una vía pecuaria de gran belleza por la calidad del empedrado. Están ubicados en el margen izquierdo de la Rambla, en un espolón de la Rossa.

Hasta 1609, una parte de estas construcciones eran casas habitadas por los moriscos de la alquería de Almoxarca (o Almaxracà), ocupados en el cultivo de la actual huerta del Bany. Con la expulsión, ya no fueron repobladas y se convirtieron en corrales para el ganado. Eslida pasaba así a formar parte de la red de la trashumancia, activa en estas tierras hasta los años 70 del siglo XX.

Patrimonio bélico

A partir del verano de 1938, Eslida es evacuada por el avance del ejército franquista. El frente se estabiliza en los meses siguientes por la Batalla del Ebro y Eslida queda en tierra de nadie; es decir, hay presencia de los dos ejércitos en nuestras montañas. Así, podemos encontrar restos de la Línea XYZ republicana creada para frenar el avance hacia Valencia y un centro de resistencia del ejército rebelde en la zona de Cocons. El Ayuntamiento ha hecho un notable esfuerzo en los últimos años por recuperar y poner en valor el patrimonio de la Guerra Civil en los parajes de Cocons, Fosques, l’Oret y el Molí d’Aire.

Cuevas y cavidades

Son numerosas las cuevas que existen en todo el término municipal (hay hasta 50 cavidades catalogadas por el Espeleo Club de Castelló). Las más destacables son la de l’Oret, la Ferrera, la de Fonillet y la de Matilde, la primera de ellas con enterramientos del Eneolítico como se ha comentado antes.

Festividades

  • Fiestas de Sant Antoni. Se celebra el fin de semana más próximo al 17 de enero. Los actos de esta celebración tan popular y extendida consisten en un desfile de personas y animales para ser bendecidos, una hoguera en la plaza y el traslado a la calle de Sant Antoni donde el cura bendice los rollos (una especie de panquemao sin azúcar), que luego se reparten entre los asistentes.
  • Festes de la Joventut. Múltiples actos festivos y populares organizados por una comisión de jóvenes durante las dos últimas semanas de julio.
  • Fiestas mayores. En honor del Stmo. Cristo del Calvario, normalmente organizadas por un grupo de clavarios y el Ayuntamiento. Se celebran la última semana de agosto.
  • Muestra de Productos de Eslida. Se celebra el domingo más próximo al 15 de agosto.
  • Sant Lleó. Patrón de Eslida. Se celebra el domingo posterior al de Pascua.
  • Sant Vicent. Se celebra el lunes siguiente a Sant Lleó.

Gastronomía

Los platos típicos de la localidad son la olla de pueblo, con múltiple variación de ingredientes según la época del año; el arroz caldoso o la paella de montaña, además de su variada repostería: orelletes amb mel, buñuelos de higo seco, coca escudellà, coca malfeta, cristines, rotllets, rosegons, pastissos, etc.

Por su orografía, desde hace muchos años es un territorio ciclista que da buena cuenta de la hostelería de Eslida y de toda la Sierra de Espadán.

Birdwatching en Eslida

En pleno Parque Natural de la Sierra de Espadán, del que Eslida forma parte y acoge su centro de interpretación, pueden encontrarse más de 100 especies de aves pertenecientes a 30 familias distintas. Los bosques de alcornoques y pino rodeno, las zonas de sotobosque con su riquísimo matorral mediterráneo, los húmedos y selváticos barrancos y las abundantes fuentes (como la de Fosques, Matilde o Castro), las huertas, los secanos y los roquedos, conforman un mosaico idóneo para las aves, entre las que destacan las especies forestales y, en especial, las rapaces diurnas y nocturnas.